Tu garganta rasgada, tu cuello partido, tu pecho abierto, tus labios brotando sangre, la mirada de un asesino enloquece el demonio que se apodera de sus acciones, no hay jubilo, su ojos se encharcan, su mandíbula se aprisiona, su mano aprieta, cierra los ojos, piensa, sonríe y se ahorca…qué sentido tiene todo esto, que induce al asesinato y después al suicidio, que transita en la mente en esos momentos, son los mismos que incitan al suicidio juvenil, el mismo que al asesinato premeditado… qué lleva ocurriendo desde nuestros ancestros en la sociedad.
No se vive como se piensa ni se muere como desea, donde perdemos esa fragilidad que nos hace humanos, si en la vida se sufre porque en la vejez agonizamos, que ser superior es capaz de permitir esos trastornos y dejarnos a la deriva…
15 de Abril 2011 12:07 h
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