jueves, 31 de marzo de 2011

Introdúceme


Un sonido cristalino me llego del interior del fondo del pasillo, fue tan chasqueante que se izo molesto las milésimas de segundo que lo percibí, pensé que hay en la sala del fondo, esa puerta desvencijada alerto más mi curiosidad, note tras de mí un murmullo chascarrero que no le di importancia, me abalancé en la sala ya que mis sentidos se estaban erizando y un temor inexplicable se estaba aferrando a mi columna, me deshice de los acompañantes induciéndoles en  una idea inventada, convencidos decidí ausentarme de la estancia sin levantar sospechas e inicie mi verdadera inquietud en aquellos desafortunados momentos, ese sonido, esa puerta, esa lejanía que se palpaba era como si fuera un holograma que hubiesen proyectado para reactivar micro partículas aun desconocidas…
Camine por el pasillo con el sigilo de un gato, notaba una fuerte presencia que no lograba de captar mis sentidos, una brisa espesa muy fría sacudió mi pecho recorriendo un molesto escalofrió, siguiéndole un zumbido en los oídos tan puñetero como tozudo, sugerían invisiblemente que desistiese a cruzar esa puerta misteriosa, mis sentidos horrorizados despertaron y me vi inmerso en un agonizante descalabro, no sé donde me encontraba, gritos, sangre y una voz intermitente me gritaba al oído, vuelve, vuelve, vuelve, antes de desvanecerme me introduje…
31 de marzo de 2011 14:13 h

martes, 29 de marzo de 2011

El niño asustado le preguntaba al cura enrojecido


El viento azotaba fuertemente la persiana destartalada del dormitorio, abrí los ojos y me dije a mi mismo (o no otra vez lunes…) volví a cerrar los ojos mientras me venían a la mente imágenes de cuando era un niño entristecido, olvidado, perdido tal vez.
Una fría mañana de Noviembre, estaba apenado por el mundo que me rodeaba, caminando por las calles empedradas inmerso en mis pensamientos me tope con el padre Santiago, tal era mi desolación que él la percibió y me pregunto qué me sucedía, me quede pensativo unos instantes y decidí exponerle todas esas dudas que desolaban mis pensamientos aquella mañana gélida.

Padre con es posible que aquellos que nos representan no dudan en envejecernos, desnutriéndonos de nuestros derechos, empobreciendo, manipulando y a la vez que ellos hacen el silencio lucrándose de por vida con sus derechos privilegiados e intocables, sus leyes sacadas de la manga y con todo ese dinero que se esfuma entre pasillos.  

El niño asustado le preguntaba al cura enrojecido

Padre cómo es posible que la Iglesia que porta la palabra Sagrada, sea una de las instituciones más poderosas del planeta, habiendo tanta pobreza y desidia por el mundo, no sería más ético que gran parte de ese dinero lo utilizasen para dar cobijo a todos los desafortunados.
Padre cómo es posible que los niños con la inocencia marcada en sus ojos, sean objetos del deseo por parte de hombres con sotana que se han entregado a la palabra de Jesús el Mesías.

El niño asustado le preguntaba al cura enrojecido

domingo, 27 de marzo de 2011

Prefacio

Hay un antes y un después

El antes pertenece quizás, a esos momentos que no logramos recordar,
sabemos que han ocurrido, sabemos que existen ya que a veces se han
entrecruzado en la mente, desconocemos en el tiempo que ocurrieron.

El después esta impregnado de pensamientos con los que viajé a través
de la noche, quedando pequeños fragmentos que han sido apresados
por mi pluma, recuerdos impolutos que tiempo atrás grite al silencio de 
la noche para que fuesen recordados.