martes, 29 de marzo de 2011

El niño asustado le preguntaba al cura enrojecido


El viento azotaba fuertemente la persiana destartalada del dormitorio, abrí los ojos y me dije a mi mismo (o no otra vez lunes…) volví a cerrar los ojos mientras me venían a la mente imágenes de cuando era un niño entristecido, olvidado, perdido tal vez.
Una fría mañana de Noviembre, estaba apenado por el mundo que me rodeaba, caminando por las calles empedradas inmerso en mis pensamientos me tope con el padre Santiago, tal era mi desolación que él la percibió y me pregunto qué me sucedía, me quede pensativo unos instantes y decidí exponerle todas esas dudas que desolaban mis pensamientos aquella mañana gélida.

Padre con es posible que aquellos que nos representan no dudan en envejecernos, desnutriéndonos de nuestros derechos, empobreciendo, manipulando y a la vez que ellos hacen el silencio lucrándose de por vida con sus derechos privilegiados e intocables, sus leyes sacadas de la manga y con todo ese dinero que se esfuma entre pasillos.  

El niño asustado le preguntaba al cura enrojecido

Padre cómo es posible que la Iglesia que porta la palabra Sagrada, sea una de las instituciones más poderosas del planeta, habiendo tanta pobreza y desidia por el mundo, no sería más ético que gran parte de ese dinero lo utilizasen para dar cobijo a todos los desafortunados.
Padre cómo es posible que los niños con la inocencia marcada en sus ojos, sean objetos del deseo por parte de hombres con sotana que se han entregado a la palabra de Jesús el Mesías.

El niño asustado le preguntaba al cura enrojecido

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